La entrada de esta semana está dedicada al proyecto Adopta una autora, puedes saber de qué va aquí. Es la segunda vez que reseño una novela de Lesley Downer, hace unos post hablé de La cortesana y el samurái. También puedes conocer su obra Madame Sadayakko, la geisha que conquistó occidente.
Novela histórica muy bien documentada
Por favor, no te dejes engañar por el título, sé que si oímos hablar de concubinas la imagen que se nos viene a la mente es la de una mujer sensual y bella con una vida sexual muy interesante. De manera casi inevitable esa palabra nos remite a un contexto erótico, pero La última concubina no es literatura erótica, ni siquiera la considero novela romántica; sino que es una novela histórica, como lo es La cortesana y el samurái. La labor de investigación por parte de la autora es digna de elogio. Su estancia en Japón investigando, leyendo, viajando por el país para conocer los paisajes y los escenarios son un gran trabajo de documentación. La descripción de las casas, del curso de las estaciones, de los ropajes, de los aromas, de las gentes, sus gestos y sus acentos, nos transportan a otro mundo ya desaparecido.
Historia: realidad y ficción
La última concubina nos muestra el final del Periodo Edo, la guerra Boshin y el inicio de la Restauración Meiji. Es la misma etapa, crucial en la Historia de Japón, en la que transcurre La cortesana y el samurái; sin embargo las perspectivas de sus protagonistas son totalmente distintas y no tiene nada que ver una narración con la otra. Aún así, es bonito pensar que ambas mujeres, Sachi y Hana, pudieron haberse cruzado en el algún momento por las calles de Edo. Me resulta especialmente interesante que Downer muestre la historia desde el punto de vista las mujeres, pues en un mundo dominado por hombres, la presencia femenina suele pasar desapercibida.
En la novela se cuenta la vida de Sachi, y tanto ella como su historia, son ficticias. No obstante, muchos de los personajes con los que se encuentra, los escenarios en los que se mueve y los hechos de los que es testigo, fueron reales.
Todo comienza en una pequeña aldea. Es un lugar tranquilo, rodeado de naturaleza donde los campesinos tienen que lidiar con los deseos del daimyo (señor feudal) y sus samuráis. Sachi es una niña huérfana adoptada por el administrador del pueblo. Es una niña muy bonita, su blanca piel destaca entre las caras curtidas y bronceadas de sus vecinos, y sobre todo destacan sus ojos verdes. Un día llega el aviso de que la Princesa Kazu, la hermana del Emperador, va a pasar por la aldea con todo su séquito para ir a Edo (actual Tokio), pues va a casarse con el shogun. ¡Todo un acontecimiento!, una celebración que, lejos de ser simplemente un honor, supone tensiones y temores entre los aldeanos que tienen que tenerlo todo bien preparado. Todos esperan inclinados, Sachi también, temblando nerviosa; pero siente tanta curiosidad… Por un momento mira y la Princesa la ve. Entonces su vida cambia, pues la Princesa, asombrada por la belleza y el candor de Sachi, decide llevársela a Edo, al palacio de las mujeres. Desde entonces la admiración y la gratitud de Sachi por la Princesa es incuestionable y la niña se convierte en una de sus siervas más leales.
En Edo, Sachi empieza una nueva vida, una vida que parece destinada a no cambiar, pues las mujeres del palacio de las mujeres nunca salen del palacio, ni ven a ningún hombre. Llevan una vida enclaustrada y refinada, llena de lujo y opulencia. Es un pequeño mundo aislado del resto. En este escenario comprendemos que, a pesar del lujo, estas mujeres no lo tienen nada fácil, pues como dice la autora: “Bajo su plácida superficie el palacio de las mujeres era un hervidero de odios y rivalidades”. Conocemos a personajes históricos, mujeres cercanas al shogun, Tokugawa Iemochi: la Retirada Tensho-in, concubina del anterior shogun; Jitsusei-in, la madre del shogun, y Honju-in, la abuela. Estas tres mujeres y la princesa Kazu mantienen un tenso pulso intentando cada una ejercer una mayor influencia sobre el shogun y un mayor control sobre el palacio. A pesar de la hostilidad de la Retirada, tiene más peso en la historia y para la protagonista el vínculo establecido con otras mujeres que se presentan como aliadas, como Taki, su mejor amiga, o Haru, su maestra.
Un día, sin saber cómo y casi por sorpresa, Sachi es presentada ante al shogun. Después, comprende que ha sido elegida como su concubina. De la noche a la mañana Sachi ve aumentado su estatus, es la segunda esposa del hombre más poderoso del país, la Señora de la alcoba contigua. Y por lo tanto, las envidias comienzan a florecer. Sin embargo, Sachi no tendrá que lidiar mucho tiempo con esos problemas, pues fuera de los muros de su jaula de oro, la guerra estalla y el shogun va a luchar después de su primera noche juntos.
La muerte del shogun lo trastoca todo y hace temblar los cimientos del mundo de Sachi hasta que llega el día que, siguiendo las órdenes de la Princesa, ha de abandonar el palacio y emprender un largo viaje atravesando un país en conflicto. Pero no se va sola, Taki, su doncella, la sigue de manera fiel e incondicional, como Sam a Frodo. Taki es la amistad incuestionable, el honor, la lealtad; es la mujer samurái por excelencia. Las dos mujeres pronto se ven escoltadas por un grupo de ronin, samuráis sin señor, que las llevan a un lugar aparentemente seguro. Uno de esos hombres es Shinzaemon, un rudo espadachín y, a cada paso, el amor entre ellos crece. Es interesante ver como la autora logra escribir una historia de amor bella y sutil sin utilizar la palabra “amor”, intentando comprender la mentalidad japonesa del momento. Después tendrán que marcharse y regresar a Edo, aunque antes pasarán por la antigua aldea de Sachi. Sachi tendrá un agridulce reencuentro con su niñez y, poco a poco, se desvelarán las claves que la llevarán a comprender su oculto pasado. La protagonista inicia así una búsqueda sobre su verdadera identidad.
Descubriendo Japón con La última concubina
muy interesante descubrir, a través de los ojos de Sachi, el Japón de entonces y las distintas clases sociales. Estamos hablando de un sistema de castas profundamente enraizado. El Emperador era el Hijo del Cielo; al shogun, tras siglos de liderazgo, se le atribuyen cualidades casi divinas; los samuráis, la casta militar, son los amos y señores de todo; los campesinos son considerados meras posesiones que pueden ser destruidas por capricho del señor; los eta o parias son la clase más baja, enterradores y encurtidores, la clase más sucia y cuyo contacto con ellos puede corromperte. También hay comerciantes, diplomáticos, geishas… Pero cuando la guerra entre el norte y el sur estalla, este sistema se tambalea, pues no sólo es una guerra norte-sur, es una guerra del pasado contra el futuro. El futuro se impone a golpe de fusil y a cañonazos y quienes no se adapten deberán morir con el viejo mundo y desaparecer. En el nuevo mundo no hay lugar para castas, ni para samuráis ni concubinas. La figura del Emperador es la única que sobrevive y aún hoy en día, sigue existiendo.Como en La cortesana y el samurái, la narración es amena, las descripciones encandilan y ayudan a visualizar ese mundo tan distante y tan extraño para el lector occidental actual. Downer logra con bastante tino reflejar la mentalidad japonesa, su filosofía y modo de vida. Se nos presenta en todo momento el punto de vista de Sachi, con ella caminamos de la mano por un Japón desolado por la guerra, por el fastuoso palacio de Edo, por el bosque… Vemos a través de sus ojos el cambio que experimenta Japón con la llegada de los extranjeros, los barcos negros, las modernas armas de fuego y la máquina de vapor. Conocemos el punto de vista de los perdedores.
El papel de la mujer
Resulta muy grato encontrarse con un personaje femenino que no esté a verlas venir, sino que toma decisiones y pelea contra los hombres que intentan abusar de ella. Su amiga Taki también cambia durante el viaje, como dice Downer en un momento de reflexión de los dos personajes: “la libertad se les había subido a la cabeza”. libro es un viaje en muchos sentidos. Es un viaje al pasado, al Japón en guerra, a un Japón que ya no existe. También es un recorrido por el país, desde la pequeña aldea de Sachi al palacio del Shogun en Edo, pasando por casas de samuráis, de comerciantes, humildes posadas… Y por último es un viaje introspectivo. Sachi crece y madura. Es un mujer que vive en una sociedad encorsetada, en donde cada uno sabe qué lugar ocupa. Pero las cintas que sostienen ese sólido mundo se rompen y llega la hora de cambiar. Sachi se adapta para sobrevivir, como si cambiara de piel. Demuestra ser una mujer fuerte que toma decisiones, que lidia con el pasado y con el futuro. Es una mujer que lucha por sí misma, por su honor y por lo que ama.Espero que te hayan entrado ganas de leerlo, te aseguro que es un libro apasionante y ameno. ¿Lo has leído? Te animo a dejar un comentario con tu opinión. En mi próxima entrada de Adopta una autora hablaré de Madame Sadayakko, la geisha que conquistó occidente, suscríbete para no perderte ningún post. Te recuerdo también que el último párrafo de este artículo forma parte de mi Proyecto Kitsune.¡Hasta la próxima semana
!Todo en lo que creía, el mundo que conocía, la gente que lo rodeaba… Todo se tambaleó cuando el Rey murió. No fue una muerte natural, no era un anciano el que había fallecido; el reino había perdido a su joven líder, en la flor de la vida y sin herederos. Los dirigentes del país se reunieron para decidir qué hacer, el más joven los miraba a todos con indiferencia. Todos alzaban la voz intentado hacerse oír por encima del resto y ninguno escuchaba. Al poco, la discusión se hizo más y más acalorada y violenta, las acusaciones de traición no tardaron en llegar. Pero nadie sospechó de él, nadie miraba aquel joven enclenque. Era él quien había entrado por la noche, protegido por las sombras y la oscuridad, y había abierto la garganta del tirano que tanto daño le había hecho a su casa. Ahora empezaría la guerra, él la había provocado y no se arrepentía. No estaba seguro, pero en el fondo de su corazón sabía que lograría vencer a esa panda de bravucones estúpidos. Él sería coronado rey….