Hoy os traigo la reseña de la película Goemon (2009) de Kazuaki Kiriya. ¿Y quién es Goemon? Muy en resumen podríamos decir que es una especie de Robin Hood japonés, pero eso es resumir demasiado.
Goemon, fantasía y realidad
Goemon es un personaje histórico que aparece en diversos documentos y es presentado a veces como un ladrón, a veces como un terrorista que intenta desestabilizar el orden establecido, y en otras ocasiones se le atribuyen habilidades shinobi o ninja. Por lo tanto se trata de un personaje cuyo nombre ha trascendido más allá de la historia haciendo crecer a su alrededor numerosas leyendas que lo han convertido en un mito.
La película de la que os voy a hablar juega precisamente con esa premisa, con la dualidad entre lo real y lo irreal y con personajes históricos que se mueven en escenarios fantásticos e imposibles.
Quizá lo más llamativo nada más ver el trailer sean los efectos visuales, irreales, grandilocuentes y fantasiosos, pues prácticamente todas las escenas están rodadas con croma-key y escenarios digitales. Son tan exagerados y tan evidentes que el director parece querer decirnos “ey, aunque salgan personajes históricos, no esperes una película histórica, esto es falso, muy falso”. Así que nos hallamos ante una fotografía y unos colores que resultan en algunos planos estridentes e intensos; escenarios que en ningún momento pretenden ser realistas; construcciones faraónicas que mezclan el estilo asiático con el occidental; música contemporánea; vestuario de fantasía con tejidos brillantes y diseños muy alejados de la indumentaria japonesa del siglo XVI; peinados modernos; movimientos de cámara vertiginosos y, por supuesto, espectaculares batallas.
Es una estética grandilocuente, un tanto excéntrica y muy exagerada; pero bien llevada, pues cada elemento acompaña al resto con armonía y juntos forman parte de un todo. Sin embargo, si no estás acostumbrado a este tipo de efectos, puede resultarte chocante y pensar “¡qué mal hecho está!”.
Tal vez te fijes en la influencia occidental de algunos escenarios y del vestuario. Claramente es un guiño al gusto de Oda Nobunaga (del que hablo un poco más abajo) por Europa. Por lo que no es de extrañar que el susodicho aparezca ataviado con una armadura europea y en su palacio haya enormes rosetones de estilo gótico; o que su sobrina Chacha lleve trajes encorsetados con preciosos brocados de estilo occidental.
Y es que habría mucho que decir sobre el vestuario de esta película, especialmente del de Toyotomi Hideyoshi y Chacha, que lucen unos trajes pomposos y muy llamativos.
La difusa frontera entre la realidad y la ficción
Todo empieza cuando Goemon roba un tesoro y una misteriosa caja. Después, haciendo gala de unas excelentes habilidades ninjescas, arroja el oro a las multitudes desde lo alto de un tejado en la ciudad de Kioto. Evidentemente es perseguido por multitud de soldados. Entonces sujeta la caja, la abre, ve que está vacía, la tira y cae en manos de un niño. La caja en cuestión es codiciada por el dirigente Toyotomi Hideyoshi y como se explicará después es la caja de Pandora, la que abre todos los males. Sin embargo, dicha caja deja de ser importante hasta que vuelve a aparecer al final y carece de relevancia en la película; es tan sólo una excusa para poner en marcha la acción y sirve de nexo entre algunos personajes.
Durante los primeros minutos pensarás que estás ante una película de aventuras y con toques de humor; incluso vemos a Goemon y a su fiel compañero Sasuke viviendo en un burdel de lo más pintoresco y colorista. ¿Porqué viven en un burdel? A saber… La cuestión es que enseguida el tono cambia y la película se vuelve más oscura, tanto la trama como la fotografía. Salen a la luz sucesos del pasado, traumas con los que el protagonista convive y cuentas que tiene que saldar con los hombres que dirigen el país. Aparecen importantes figuras históricas, como Toyotomi Hideyoshi, Tokugawa Ieyasu, Oda Nobunaga o Hattori Hanzo. Ellos mueven sus hilos para conseguir sus objetivos; mientras tanto el pueblo sangra y muere, vive en el miseria y sufre las consecuencias de las constantes guerras. Reflejo de esa cruel realidad es Koheita, un niño pobre que por desgracia se cruza sin querer en el camino de los poderosos y sus esbirros. De manera inevitable, Goemon verá en Koheita su propio pasado y lucha por que la historia no se repita.
Respecto a la trama, aunque durante casi todo el film está bastante bien hilada, llega un punto en el que se intentan cerrar cabos sueltos prolongando el final, por lo que para algunos el desenlace puede resultar un poco pesado y escenas que podrían ser muy épicas e intensas se desinflan. Además, las transiciones de Goemon y Sasuke pueden resultar extrañas y un tanto injustificadas, pues Sasuke, que prometía ser un personaje cómico, se convierte pronto en un personaje dramático y muy sufridor. Y es que, como dice Sasuke, había un infierno que pagar.
Bien, llegados a este punto he hablaros un poco del contexto histórico y de los personajes que aparecen, porque aunque no se trate de una película totalmente histórica, sí ayuda saber quién es quien en este juego belicoso. Desde luego la obra puede disfrutarse sin conocer a dichos personajes, pero en ese caso, quizá andemos un poco perdidos. Sólo trazaré unas leves pinceladas y como son tratados en el film, pues podría decirse mucho, ¡muchísimo!, de todos ellos.
Los personajes
Ishikawa Goemon
Los datos que han llegado de él a nuestros días son confusos y se contradicen unos a otros y ni siquiera podemos fijar la fecha de su muerte, en unos sitios leemos que fue en otoño, en otros en verano… ¡Hasta aparece mencionado en algunas versiones de la Leyenda de los 47 ronin! Da que pensar que el Goemon original quizá ganó fama como ladrón y el resto de actos que se le atribuyen fueron provocados por farsantes que se hacían llamar como él, ¿quién sabe? Entre otros hechos se cree que intentó asesinar a Toyotomi Hideyoshi, ¡casi nada! Y ese ataque derivó en la ejecución de su hijo, no una ejecución cualquiera, sino una terriblemente cruel: ser hervido vivo en un gran caldero de hierro.
Esta película, a pesar de que comienza dando protagonismo a esa famosa faceta de Robin Hood, la deja pronto a un lado y se centra en sus problemas personales: venganza, amores imposibles, amistades truncadas… Y lo que empieza siendo una película de acción y aventuras con un toque de humor se convierte paulatinamente en un drama donde las emociones son muy intensas.
Toyotomi Hideyoshi
De origen humilde, este hombre llegó a liderar Japón y sentó las bases del Shogunato Tokugawa. Fue uno de los unificadores del país y, aunque empezó como siervo del clan Oda, su ingenio y talento le hicieron ascender hasta ganar una importante posición en el clan. Después, tras el asesinato de Oda Nobunaga y su hijo, logró hacerse con el poder. Se decía de él que no era muy atractivo, de baja estatura y rostro estrecho; su aspecto fue motivo de burlas y el propio Oda Nobunaga lo llamaba “mono” y “rata calva”. Sí, Nobunaga tenía fama de grosero. De Hideyoshi se decía además que le gustaban las mujeres y que era un hombre sociable. Durante su mandato llevó a cabo medidas de gran trascendencia como prohibir el uso de espadas a todo aquel que no fuera samurai. ¿Pero qué hizo con las armas prohibidas? Las confiscó y las fundió para construir una gigantesca estatua de Buda que se ubica en un templo de Kioto. Excéntrico, ¿no crees? Fue famoso por sus ansias de poder y sus intenciones de conquistar Corea y atacar a la dinastía Ming de China, lo cual le hizo ganarse muchos enemigos que no veían con buenos ojos sus intenciones belicosas.
Sin duda alguna, Hideyoshi tuvo una personalidad muy particular y en la película es lo que queda reflejado. Quizá no fuera del todo así y muchos podría parecer exagerada la interpretación de Okuda Eiji, sin embargo, al conocer algo de su extravagante personalidad en vida, tal vez se quede corto. En la película nos encontraremos con un hombre odioso, un psicópata con el que es imposible empatizar y al que todos a su alrededor odian. Incluso, para hacerlo un poco más repulsivo, muestra su lado más lascivo pretendiendo que Chacha (la sobrina de Oda Nobunaga) sea su concubina, cuando por edad podría ser su hija o tal vez su nieta. En la vida real, la tomó por esposa y tuvieron un hijo.
Oda Nobunaga
No es que os esté desvelando información relevante, pero este personaje empieza la película muerto. Aun así sus hechos en vida resultan de vital transcendencia en el momento en el que se desarrolla la historia. Fue un importante líder en el periodo Sengoku (periodo de estados de guerra). Se hizo con el control del clan Oda y durante su estancia en Kioto consiguió diversos nombramientos, entre ellos el de Ministro de la Derecha. Sin embargo renunció a todos sus títulos para centrarse en su carrera militar. En poco tiempo dominaba casi todo el país.
Y sin duda una de las características más llamativas de Oda Nobunaga fue su gusto por la cultura occidental. Así que si no te sorprendas si en la película lo ves luciendo una espectacular armadura europea porque, en efecto, la llevaba.
Tokugawa Ieyasu
A poco que hayas leído algo de la historia de Japón habrás visto el nombre de Tokugawa, así que no diré mucho, salvo que, como tal vez ya sepas, inició el shogunato más duradero de la historia de Japón (1600-1868). El Shogunato Tokugawa, etapa conocida también como periodo Edo (actual Tokio), pues la capital se trasladó a esa ciudad, supuso una larga etapa de paz en el que Japón cerró sus puertas al mundo.
Tokugawa Ieyasu era un hombre paciente, meticuloso, manipulador y muy, muy inteligente. Y así se muestra en la película, aunque muchos de los actos que aparecen no sean exactos, su carácter y su discreción quedan bien reflejados. Si os interesa este personaje y en general esta etapa de la historia de Japón, os recomiendo la novela Shogun de James Clavell.
Ishida Mitsunari
Fue un samurai muy importante en su época, especialmente por sus labores burocráticas y políticas, y durante el mandato de Toyotomi Hideyoshi fue nombrado administrador financiero.
En la película lo vemos como un hombre ambicioso, intrigante y con muy pocos escrúpulos. En dos o tres escenas aparece en compañía de una bella y seductora mujer, dando a entender que esas ansias de poder no nacen sólo de él; sino que son alimentadas por esta Lady Macbeth manipuladora y sexy.
Hattori Hanzo
Samurai del periodo Sengoku, uno de los shinobi más conocidos y líder del clan Iga. Sirvió a las órdenes de Tokugawa Ieyasu y sus hombres se ocupaban de la seguridad del castillo de Edo. Fue especialmente famoso por sus técnicas de combate, gracias a las cuales lo apodaron “Oni-Hanzo” (Hanzo, el demonio).
En la película está efectivamente a las órdenes de Tokugawa, pero lo más relevante es que juega un papel crucial en el pasado de Goemon y Saizo. Lo más probable es que en realidad no llegaran a cruzarse y esa relación es una fantasía que da pie a interesantes conflictos internos del protagonista.
Kirigakure Saizo
En este caso es difícil saber si se trata de un personaje real o si forma parte del imaginario popular. En cualquier caso es, junto a Sarutobi Sasuke. el shinobi más famoso del periodo Sengoku y uno de los Diez valientes de Sanada. Según algunos historiadores, hubo un ninja llamado Kirigakure Saizo contratado por Tokugawa Ieyasu para acabar con sus rivales.
En la película juega un papel fundamental en el pasado de Goemon de manera que ambos mitos, Goemon y Saizo, se entremezclan de manera trágica. Ambos shinobi acaban siendo meras marionetas en manos de los poderosos. Ah, “Kirigakure” significa “niebla oculta”.
Sarutobi Sasuke
Como hemos visto en el apartado anterior, Sasuke fue uno de los ninja más famosos que se recuerda. Fue otro de los Diez valientes de Sanada y, a diferencia de Saizo, que era un hombre sereno y tranquilo, Sasuke tenía un carácter más salvaje y desenfado.
En este film, Sasuke tiene poco de shinobi y del personaje histórico sólo conserva el nombre. Es el fiel compañero de Goemon y aporta un toque de humor, toque que se esfuma poco a poco. Sasuke acaba siendo una especie de consejero, de conciencia ignorada que intenta evitar que todo acabe en desgracia. Hay que destacar su relación con Koheita, un huérfano al que acogen y al que Sasuke trata como si fuera su propio hijo o un hermano pequeño.
Chacha Asai
La mujer de la película, la única. Aparecen otras, prostitutas, madres sufridoras y una concubina. Ah, y una ninja a la que ni vemos la cara, ni oímos su voz ni sabemos su nombre. Hubiera sido de agradecer, dada la inexactitud histórica de la trama y las libertades que se han tomado al realizarla, una mayor presencia femenina, al menos desde mi punto de vista.
Chacha fue una sobrina de Oda Nobunaga y acabó siendo la esposa de Hideyoshi, pues con ese matrimonio él ganaba cierta legitimidad ante los que cuestionaban su mandato.
Aquí es efectivamente sobrina de Nobunaga y fruto del deseo de Hideyoshi. Como era de esperar, comparte un pasado con el protagonista, es el amor imposible. Porque Chacha es eso, la mujer deseada, amada y rescatada. Lo de siempre…
A grandes rasgos, he disfrutado de la película aunque considero que hay escenas finales que podrían haber tenido más intensidad y haberse aprovechado mejor. Personalmente, le doy el aprobado, a pesar de que haya detalles de guion que mejorar.
Y hasta aquí mi reseña de Goemon, espero que te haya gustado y que tengas ganas de verla, porque aunque tiene sus más o menos, es bastante entretenida y, si te interesan los personajes históricos que aparecen en ella, puede resultarte de lo más curiosa. Si quieres ver más detalles y la ficha técnica, mira este enlace de imbd.
Por último te recuerdo que el último párrafo de este artículo forma parte de mi Reto Kitsune, no dejes de echarle un vistazo en este enlace. Y si no quieres perderte ninguna entrada, suscríbite y compártelo en tus redes sociales, no te llevará ni un minuto. También puedes dejar un comentario.
Nos vemos en La sombra del kitsune.
—¿Qué haces aquí? —preguntó él sobresaltado.
—Necesitaba verte, saber que estabas bien —respondió ella con tristeza.
Siempre hacía lo mismo, se colaba como una sombra furtiva en mitad de la noche y lo despertaba. Durante un tiempo le gustaron las visitas de aquella mujer que había llegado a amar; pero empezaba a pensar que debía acabar con aquello, pues no quería seguir ocultándose. Deseaba escaparse con ella, alejarse de sus obligaciones, de sus señores y de su destino.
—¿Qué te ocurre? —dijo la mujer con voz queda—, ¿estás enfadado? Me iré… no quiero molestarte.
—¡Espera! —Se levantó y le sujetó la mano con suavidad—. No, no te vayas. O vete, pero déjame ir contigo. Vayamos lejos, donde nunca nos encuentren, y nunca regresemos.
—Pero… sabes que no puedo…—Se vio interrumpida por unas rápidas pisadas que provenían del pasillo—. Me han encontrado… lo siento amor mío, ¡volveré a por ti! Te lo juro.
Y sin decir más saltó por la ventana.
—¡No! ¡Espérame! —exclamó desesperado.
Se asomó y sólo halló la oscuridad de la noche.