Este es un post que publiqué en un blog antiguo y ya cerrado, pero su contenido me parece interesante y por eso he querido actualizarlo y rescatarlo.
Cierto es que hasta ahora no me había aventurado a publicar ningún libro, tan solo algún artículo suelto en blogs, un cuento radiofónico e, incluso, un podcast. Pero he invertido tanto en Shirukuni… tantas horas, tantos días, tantas emociones… ¿Qué os voy a contar? Me daba pena guardarla en un cajón y por eso me lancé a la aventura de autopublicar, hasta que me contactaron de una editorial, por lo que próximamente saldrá en papel.
En fin, a lo que voy: los personajes. Para muchos seré una inexperta y diréis que quién soy yo para dar consejos a escritores con menos experiencia que yo, y que seguramente no aporte nada nuevo. ¿Quién sabe? En cualquier caso, sí puedo decir que tengo experiencia en crear los personajes de Shirukuni, y no son pocos. Os aseguro que he meditado sobre cada uno de ellos, incluso sobre los más pequeños que apenas tienen dos frases. Así que si eres escritor pero sientes que te atascas en esta cuestión, quizá pueda aportarte algo este artículo y mi reflexión personal en este aspecto.
1. Inspiración, qué bonito nombre tienes
En primer lugar, para crear un personaje, necesitas fuentes de inspiración. Pero no esperes a que la inspiración venga sola y te ilumine como un hada madrina; a la inspiración hay que buscarla observando el mundo con ojos nuevos y buscando nuevas perspectivas. No es tan difícil como crees aunque sí puede suponer un esfuerzo, te vale con la vida y las personas que te rodean. “Pero es que mi historia va de un mundo retrofuturista chinesco con estética steampunk habitado por gatos humanizados que tienen esclavizados a una extraña raza de perros mutantes superinteligentes”. No importa. Tienen alma, como las personas que te rodean y como tú mismo. Es decir, esos personajes, estén donde estén, tienen un carácter, un pasado, unas ambiciones, unos deseos, unos traumas, unos conocimientos, etc. Por ejemplo, Shirukuni está ambientado en un mundo fantástico inspirado en el Japón feudal. Por gracia o por desgracia, no conozco a ningún samurái ni a ningún mago elemental; sin embargo, han sido amigos míos los que han inspirado a algunos protagonistas. Simplemente, me los he imaginado en esas situaciones y me he preguntado qué harían si pasara esto o lo otro, qué dirían si se vieran en esa situación y qué relaciones establecerían entre ellos.
Quizá no veas clara esta cuestión, no pasa nada. Hay mil fuentes de donde sacar ideas, no hace falta copiar, de hecho, no hay que hacerlo; pero seguramente hayas encontrado en libros o películas personajes que te han impactado porque, piénsalo, son muy auténticos. ¿Por qué son auténticos? Porque parecen humanos, parecen de verdad, son personajes con alma. Por ejemplo, Hikari, uno de los personajes de Shirukuni, está inspirada en diversas ilustraciones de Steve Argyle (sí, soy fan) y en un fotograma de Painted Skin II, una película china muy chula que os recomiendo ver y que reseñé en este post. Después, durante mucho tiempo, fui meditando en el personaje, creando distintas situaciones y pensando en ella, ¿qué haría? ¿Qué diría? ¿En qué entorno vive? Hasta que empezó a cobrar vida propia y autonomía, alejándose de las fuentes de inspiración iniciales y creando algo nuevo.
Pero la magia existe y se manifiesta, a veces, y resulta que aparece en tu cabeza un personaje muy interesante que funciona. No te quepa duda de que ese personaje no ha salido de la nada, estaba en tu cabeza. Es el fruto de todas las semillas que has plantado a lo largo de tu vida, es el resultado de las personas que has conocido, los libros que has leído, las películas que has visto, etc., que han crecido y han pasado tu filtro personal. Y eso es maravilloso.
2. Fichas, la mecánica de la creatividad
¿Fichas? ¿Qué es eso? Una ficha viene a ser una especie de cuestionario a rellenar sobre cada personaje en el que deberán figurar sus datos más relevantes e, incluso, pequeños detalles. ¿Pero hacer un personaje así, de una manera tan mecánica, no limita la creatividad? No, al contrario. Ahora te explico cómo utilizarlas.
Puedes usar las mismas que se usan para jugar al rol de mesa, hay infinidad de sistemas y de modelos. Si no conoces este mundillo, te recomiendo echar un ojo al sistema Fate, es bastante sencillo y muy adaptable a diversos estilos. Si no, también puedes crear tus propias fichas y rellenarlas al azar. Para Shirukuni creé un montón de ellas y las rellené un poco a lo loco. Quizá pienses, “¿a lo loco?, ¡pero qué disparate!” Pues no. De hecho, a veces hasta usé dados para decidir algunas cuestiones como la edad del personaje, si tiene hijos, algún problema físico o mental, relaciones con otros personajes, etc. Y la verdad, me resulta bastante útil. En primer lugar, surgen personajes de lo más dispares y todos diferentes entre sí; en segundo lugar, me obligo a mí misma a poner en juego a esos personajes por lo que muchos conflictos salen solos. Estas fichas pueden ser muy básicas o muy elaboradas, te recomiendo que si la creación de personajes que funcionen te supone un problema, sean fichas lo más completas posibles.
Te dejo, por si te sirve de ayuda, la ficha que cree para la creación de los personajes de Shirukuni. Puedes descargarla sin problema. Y si tienes ocasión de jugar al rol, ¡hazlo! Hay pocos lugares donde la imaginación y la creatividad fluyan con tanta libertad como en un buena mesa de rol o en una partida de rol en vivo bien organizada.
Como ves, figuran cuestiones muy específicas del mundo de Shirukuni, como el clan o el modo de lucha. Adapta la ficha al mundo en el que transcurra la novela, quizá te convenga poner “trabajo”, “ciudad de origen”, “aficiones”, “raza”, “planeta”… ¡Lo que sea! Oblígate a ti mismo a rellenar todas las líneas de las fichas que hayas creado para tu historia. ¿Por qué? Porque no puede ser que alguien no tenga puntos débiles, o que nada le enfade… Un personaje que no ama ni odia, que no tiene objetivos ni un pasado o que no tiene sus heridas parece poco interesante, ¿no crees? Pero hay otros puntos más específicos que también debes valorar y que verás más claro en las fichas de creación de personajes de rol. Cosas como inteligencia, agilidad, fuerza, diversas habilidades, etc.
Para Shirukuni vol. 1 El resurgir de la sangre rellené unas treinta fichas, incluso de personajes del pasado que, aunque no aparezcan, tienen relevancia en hechos anteriores que afectan al presente. Posiblemente, no necesites hacer tantas fichas, Shirukuni es una saga bastante extensa con muchas subtramas. Si tu historia en sencilla necesitarás muchas menos.
Procura que cada ficha sea diferente y, a no ser que veas muy claro al personaje, intenta rellenarlas rápido, sin pensar o usando dados; verás que salen cosas muy originales con las que trabajar que pondrán en marcha tu imaginación. Estas fichas me fueron especialmente útiles para la creación de secundarios porque a los protagonistas los tenía muy bien definidos desde hace años y, por lo tanto, muy interiorizados. Igualmente, puede servirte para crear un personaje principal. Una vez tengas las fichas, pon a los personajes en distintas situaciones y escribe diálogos entre ellos aunque luego no formen parte del relato final.
3. Dime cómo hablas y te diré quién eres
Es importante qué tengas claro cómo habla cada personaje y que su manera de ser se vea reflejada tanto en sus palabras como en sus actos. Hace años, cuando estudié guion, recuerdo que el profesor nos dijo lo siguiente: “un buen diálogo es aquel en el que, si eliminas los nombres de los personajes que enuncian cada intervención, puedes saber igualmente quién dice cada frase”. Probad a buscar un diálogo de Los Simpson, por ejemplo, veréis que está clarísimo qué frases pertenecen a Homer, a Lisa o Bart. Quizá no os salgan personajes tan remarcados como en Los Simpson, después de todo, es una comedia y se lleva un poco al extremo. No importa, puede serviros para entender a qué me refiero, que es importante que, como autores, dejéis que el personaje que habéis creado hable por sí mismo.
4. La belleza de lo imperfecto
Bien, vayamos a la siguiente cuestión. En esto, muchos me llevarán la contraria, pues es algo muy personal. Lo diré bien claro: no me gustan los personajes perfectos. De hecho, los odio, me repatean y me repelen. ¿Por qué? Porque no existen, ni aquí, ni en Shirukuni, ni en la Tierra Media, ni en Poniente. Me resultan aburridos y cargantes. Seguro que te has encontrado con más de uno. El típico hombre (o mujer) atractivo, ¡guapísimo! Una cara y un cuerpo de diez. Que encima es el más listo de sus amigos, y del pueblo, y del mundo. Es el más habiloso en todo lo que emprende, hace magia, canta, baila, pinta, pelea como nadie. ¡Un crack! Y encima tiene un corazón de oro, ¡no vayamos a hacer un protagonista mezquino! Enamoradísimo de una mujer (u hombre) que es tan perfecta y maravillosa como él; ella es la más hermosa, la más sexy, lista, divertida, valiente (bueno, si es mujer a lo mejor es un poco acobardada y delicada, para que el hombre se luzca, porque sí, el personaje perfecto, es muy valiente, sobre todo si es masculino). Como es de esperar, este personaje perfecto tendrá un enemigo que será terriblemente imperfecto: poco agraciado, torpe (siempre pierde ante el protagonista), con mucho odio y mucha mala leche. Pues mira, que en ese caso, es que voy con el antagonista porque los protagonistas perfectos me resultan insoportables, y es que no parecen humanos. Por eso considero importante que en las fichas figuren aspectos negativos como puntos débiles, traumas, odios…
5. Secundarios, no segundones
Llego a otro paso crucial que quizá parezca poco trascendente: los secundarios. Ellos dan apoyo al protagonista y, por decirlo de alguna manera, dan verdad al mundo en el que viven. Una vez más hablaré de mis preferencias personales y diré que no me gustan los personajes secundarios que bailan al son del protagonista, que sólo están pendientes de él, como si sólo importara lo que le pasa a Fulanito. No y no.
Un secundario es una persona (o animal, o alien) que tiene su propia historia, sus propias motivaciones, amores, odios… Tiene una vida y es protagonista de su propia historia aunque no la contemos. No son personajes que se quedan parados cuando el protagonista se va, sino que siguen haciendo sus cosas y tienen intereses más allá de lo que le pase al personaje principal. Como en la vida misma, ¿no?
6. Cuando la actitud lo es todo
Otro tipo de personaje que me es terriblemente aburrido es aquel que no hace nada. Seguro que has leído sobre él, aunque no sé por qué este tipo de personajes suele ser femenino, bueno, miento, sí lo sé, pero no voy a entrar en esa cuestión. Ese personaje que está a verlas venir, que le pasa de todo pero es pasivo a más no poder. Que oye, que tiene un entorno y unos secundarios o enemigos de lo más activos, y todo, todo, le pasa él.
Carece de iniciativa, de voluntad propia; siente muchas cosas pero no hace nada, solamente espera a ver qué nuevo evento se avecina. Como Aurora, que espera dormida que otros protagonicen su propia historia y la salven. ¿No os parecen más interesante los personajes activos, como las tres hadas, Flora, Fauna y Primavera, y la propia Maléfica?Sinceramente, lo que atrapa mi atención cuando leo un libro no es descubrir qué va a pasar, sino qué van a hacer los personajes. Parafraseando a Tolkien y a Gandalf, me interesa saber qué hacen los personajes con el tiempo que se les ha dado.
7. Soy uno con el personaje, el personaje está conmigo
Y por último, el que a mí me parece el consejo más importante: empatiza con tus personajes, con todos, incluso con los villanos. Desde el protagonista al antagonista, pasando por cada secundario. Eres escritor, un artista, si tienes la sensibilidad suficiente deberías poder meterte en la piel de cada personaje que has creado y dejarte llevar con él. No fuerces sus reacciones y sus emociones, ponlo en situaciones concretas y visualiza cómo reacciona. Suena un poco a magia y pensarás que estoy loca, pero es así. Si la base que tienes es sólida, si eres capaz de ver claro al personaje por dentro y por fuera, podrás fluir con él.
Ten en cuenta que escribir es entrar en otro mundo, en otra mente, en otra alma. Es dejar morir un poco tu vida para crear otras nuevas y hacerlas latir. No importa el género, si el autor no es uno con el personaje, si no lo ve, si no lo comprende, hay algo que no funciona.
Y hasta aquí mi aportación en el difícil y gratificante camino que es la creación de personajes. Espero que te haya resultado útil y si ha sido así, comparte el artículo en tus redes sociales, suscríbete y echa un vistado a mi artículo Creando mundos en diez pasos.
Y si quieres saber más de Shirukuni, mi saga literaria de katana y brujería, entra aquí. Y por último, te dejo Proyecto kitsune de esta semana ¡a escribir!
Llevaba días sin dormir, dando vueltas pensativa. Una y otra vez examinaba su trabajo y no estaba satisfecha. Le picaban los ojos después de tantas horas sin dormir y por la falta de luz. Otra vela estaba a punto de consumirse y unos raquíticos leños chisporroteaban en la chimenea dando calidez a la estancia y llenándola de sombras. Respiró hondo y comprendió que tenía que salir de allí. Abandonó la habitación y recorrió los fríos pasillos del viejo caserón, bajó las escaleras y, tras cubrirse con una tupida capa de lana, abrió la puerta principal y salió. Una ráfaga de viento gélido le heló el rostro y contempló los árboles que se alzaban frente al edificio y que le daban la bienvenida al bosque. Allí, allí encontraría inspiración. Allí hallaría respuestas.
¡Un post muy útil! Coincido sobre todo en la importancia de darle a cada personaje una voz propia que los diferencie de los demás. A algunos autores de renombre les vendría bien leer estos consejos. ¡Nos leemos!
Me alegra que te haya gustado, espero que te sea útil a la hora de crear a tus personajes. ¡Un saludo!
Útil y lleno de pasión por lo que haces! EXITOS Y MUCHOS.abrazo
Muchísimas gracias, Susana 🙂