Muy buenas a todos, honorables samuráis. Sé que he estado ausente y que la falta de contenido nuevo en el blog es imperdonable. Para redimirme he decidido compartir con vosotros esta extraña joya que encontré recientemente paseando por el catálogo de Filmin: Scabbard Samurai (dirigida por Matsumoto Hitoshi).
Creo que si le dais una oportunidad puede ser vuestra película del verano.
¿De qué va Scabbard Samurai?
Para quien no esté familiarizado con el término, “scabbard” significa “vaina”, es decir, la saya en la que un samurái porta su katana. El título nos da una pista del tema que se tratará en la película, pues como veréis, esa vaina es un elemento fundamental y el desencadenante de la historia.
Nomi Kanjuro (Nomi Takaaki) es un samurai que ha perdido su espada, por lo que lleva una vaina vacía. La película comienza con nuestro lastimoso protagonista corriendo por el bosque, huyendo de alguien o de algo y seguido por su hija Tae (Kumada Sea) una niña que no dejará de recordarle que un samurái sin espada no es un samurái y que debe recuperar su honor mediante el ritual del seppuku.
Kanjuro es un proscrito al que no dejan de perseguir los más despiadados caza recompensas, como la asesina del shamisen o el asesino quiropráctico. Finalmente, es capturado por las autoridades del lugar y condenado a realizar seppuku. Sin embargo, tendrá una oportunidad para salvarse, la llamada “Hazaña de los 30 días”. Durante ese tiempo, deberá conseguir, día tras día, hacer sonreír al príncipe, un niño apático que, tras la muerte de su madre, perdió la sonrisa.
¿Comedia o drama?
Scabbard samurai parte de una premisa que invita al drama, sin embargo, es una comedia de lo más absurda y, prueba tras prueba, veremos a un patético Nomi intentar conseguir esa sonrisa. Pero no lo hará solo, Tae y los guardias (van en vaqueros, en serio) que lo custodian pondrán todo su empeño en ayudarlo.
La crudeza del chambara más clásico se mezclan con lo irreal e, incluso con escenas que podrían recordarnos a Humor amarillo. La estética goza de una marcada influencia pop poco frecuente en este género y, que si no estáis acostumbrados puede dejaros con la boca abierta o haceros arquear una ceja.
A pesar de lo absurdo de algunas secuencias, al final damos de bruces con la realidad y con la crueldad del mundo en el que viven los personajes. Y es que, si alguien logra arrancarnos una sonrisa, es probable que también se lleve alguna lagrimilla.
En mi opinión
Cuando elegí ver Scabbard Samurai no sabía con qué me iba a encontrar, jamás había oído hablar de esta película ni había visto más trabajos del director, por lo que aluciné bastante en la primera escena y me mostré un tanto escéptica. Sin embargo, poco a poco fui encariñándome con los personajes, con el patético personaje desdentado y su valiente hija. Prueba a prueba, las carcajadas aumentan y, al igual que el entusiasta público, anhelé ver la sonrisa del joven príncipe.
Sin duda, recomiendo darle una oportunidad, no es un peliculón inolvidable, pero os hará pasar un gran rato y os mostrará la cara más divertida del género chambara.
Y sin más, os deseo un feliz verano, ¡nos vemos a la vuelta! En Twitter iré informando de mis avances con Shirukuni vol.3 (¡queda muy poco para tener el primer borrador! Y no olvidéis que si os suscribís a La sombra del kitsune os lleváis mi relato Ranko de regalo.
¡Hasta pronto!