No es la primera vez que hablamos de los yokai en La sombra del kitsune, y es que estas criaturas sobrenaturales japonesas son de lo más variopintas e inspiradoras. Hay muchos yokai, muchísimos. Esta semana os traigo una selección de curiosos yokai domésticos; con anterioridad hablé de yokai femeninos y yokai acuáticos. Descubrirás que nadie está a salvo de los traviesos y peligrosos yokai, ni siquiera en casa. Si os interesa el tema, os recomiendo el libro Yokai, monstruos y fantasmas en Japón de la editorial Satori, donde aparecen estos monstruos y unos cuantos más.
1. Akaname
El baño es un lugar en el que prolifera la humedad y el agua estancada. En el antiguo Japón, los baños eran de madera y era fácil que aparecieran manchas, moho o insectos. Este escenario resulta de lo más atractivo al Akaname, también llamado “Chupamugres”. Este inofensivo yokai se alimenta, gracias a una lengua larga y viscosa, de la roña del baño.
No creas que va a convertirse en tu aliado a la hora de limpiar el aseo, pues la suciedad vuelve pronto y su lengua deja manchas de humedad allá por donde pasa. Se le relaciona con el tenjoname, un yokai que se alimenta del polvo de los techos. Así que más te vale tener la casa bien limpia, especialmente el baño.
2. Keukegen
Seguro que esta criatura peluda que habita las casas poco ventiladas y llenas de polvo te recuerdan a los duendes del polvo de Mi vecino Totoro de Miyazaki, pues esas pequeñas bolitas de ojos saltones están inspiradas en este yokai.
El Keukegen recuerda a un perro lanudo y rara vez se deja ver. No podemos estar seguros de si siente atracción por la suciedad o de si la lleva consigo. Es bastante temido, dado que también suele acercarse a las casas en las que al poco hay un fallecimiento o alguna desgracia; aunque una vez más, no sabemos si simplemente es llamado a estos lugares o si atrae a las calamidades. En cualquier caso, lo mejor es mantener la casa bien limpia y ventilada.
3. Makuragaeshi
En el antiguo Japón, el sueño tenía una connotación muy especial. Se consideraba que el alma viajaba y el lecho y la almohada eran los vehículos; por los que mover la almohada durante el sueño o despertar con la cabeza en dirección al norte (la misma posición en la que murió Buda) es de muy mal agüero.
El makuragaeshi tiene una función clara: volcar la almohada de los que duermen plácidamente. Visto lo visto, este gesto, inocente y travieso a nuestros ojos, supone el inicio de alguna desgracia. Así que cuando alguien amanecía que la almohada descolocada y la cama deshecha, lo atribuía a la malicia del yokai, cuando lo más seguro es que se habiera tratado de una noche animada. Se le relaciona con Zashiki Warashi, aunque como veremos más adelante, este tiene una faceta benefactora, opuesta a la del makuragaeshi.
4. Nekomata
Los gatos domésticos llegaron a Japón hace siglos y pronto se convirtieron en compañeros muy queridos, aunque el temor a que se convirtieran en un yokai siempre estaba presente. Cuidaban de los templos y los textos sagrados evitando que los roedores royeran los pergaminos. En el caso de los yokai felinos, existía la creencia de que si saltaban sobre un cadáver este resucitaría.
Existía la certeza de que si un gato tenía una cola muy larga, al envejecer, se convertiría en un nekomata, un gato de dos colas. Por esta razón, se extendió la triste costumbre de cortales la cola y así evitar que se transformaran en yokai y de dejarlos en libertad al pasar unos años.
5. Okkeoyashi
Viajamos a Hokkaido, al norte de Japón para conocer al Okkeoyashi, uno de los yokai más graciosos con los que me he encontrado. Se refugia cerca de las estufas cuando nos quedamos solos en casa y su especialidad es tirarse pedos. Tal cual. Pero no te preocupes, hay una forma de hacerle frente y es contraatacando con sus propias armas o, por lo menos, haciendo pedorretas.
Teniendo en cuenta lo finas que son las paredes de las casas tradicionales japonesas, este extraño visitante puede dejarnos en evidencia y hacernos pasar por un mal trago. Lo mejor es no quedarse solo en la sala o, mejor aún, tomárselo con humor.
6. Zashiki Warashi
De este yokai infantil hablamos en el Abecedario del Japón Fantástico y no puedo dejar de recordarlo en este post sobre los yokai domésticos. Se trata de un niño o niña sin voz que habita en las casas donde se divierte y lo tratan bien. Tiene el cabello cortado a tazón y color rojizo. Realiza muchas travesuras, como todos los niños; a veces resulta un poco molesto, pero trae prosperidad y buena suerte, así que sus trastadas son un pequeño precio a pagar.
Los niños de la casa son los primeros en verlo y no dudarán en aceptarlo como compañero de juegos. La infancia está relacionada con la pureza, la inocencia y la divinidad; es por ello que la presencia del Zashiki Warashi es más que bienvenida. Trátalo con cariño y no dejes que pase hambre, sino se marchará y tu hogar caerá en desgracia.
Espero que te haya gustado esta nueva entrega de “Monstruos japoneses”. Quiero informarte además de que hace unas semanas organicé junto al Constructor de mundos un concurso de personajes para Shirukuni vol. 3. ¡Ya puedes conocer a los finalistas y votar a tu favorito en este enlace!
Me gusta tu post,
:'( Pobres gatitos!!!!
Sí, los pobres han sufrido mucho por culpa de las supersticiones, y en Europa aún más que en Japón.