La semana pasada publiqué el artículo 7 Mujeres que te inspirarán (parte I). Aquí llega su secuela en la que seguimos recorriendo Asia y avanzando a través de su Historia, conociendo a algunas de sus más fascinantes protagonistas.

1. Chabi (1227-1281, Mongolia)

En el post anterior terminamos en Mongolia hablando de la princesa guerrera Khutulun, sobrina de Kublai Khan. Ahora arrancamos en ese punto con la Emperatriz Chabi, consorte de Kublai.

Sin duda Kublai Khan fue un gran hombre, pero al igual que su hermano Kaidu, no tuvieron detrás a ninguna gran mujer; sino que la tuvieron a su lado. Si Kaidu contaba con la inteligencia y las habilidades guerreras de su hija Khutulun, Kublai tuvo a su favor el apoyo de su esposa; una mujer inteligente e influyente, conciliadora y ejemplo para las mujeres mongolas de su época. Chabi fue la esposa favorita de Kublai, y no solo por su belleza, sino por su talento diplomático. También fue su principal consejera durante su reinado, aunque este no fue un título oficial.

En aquella época, Mongolia había conquistado gran parte del territorio chino y el khanato, tarde o temprano, se tendría que enfrentar a revueltas populares y a la rebelión del pueblo hostigado. A fin de evitar conflictos, Chabi sugirió tomar medidas que calmaran a los chinos: tratar con honor a la familia imperial; promover el budismo en los niveles superiores del gobierno; respetar los cultivos chinos y no remplazarlos por pastos mongoles. Durante un tiempo, pese a cumplir con los roles de “invasor” e “invadido”, ambas culturas coexistieron sin demasiados conflicos. También fue una importante mecenas, abierta al conocimiento procedente del extranjero, representado en figuras históricas como Marco Polo. Incluso se convirtió al cristianismo, influida por su suegra Sorgaghtani Beki.

Al igual que Khutulun, también aparece en la serie Marco Polo, donde juega un papel intrigante, fascinante y muy, muy interesante. Os invito a ver la serie, merece la pena.

2. Ching Shih (1775-1844, China)

Ching Shih es un personaje histórico de lo más peculiar. No hablamos de una guerrera ni de una emperatriz, sino de una pirata, posiblemente, la más exitosa de la historia. Fue conocida por numerosos nombres, como Shih Shiang Gu, Madame Ching, Hsi Kai, Shih Yang, Kai Ching Yih, Ching Yih Saou, Ching Yih Saoa, Cheng I Sao o Xheng Yi Sao. Como me es imposible acordarme de todos, me quedo con Ching Shih, aquel que aparece con más frecuencia en los libros.

Comenzó siendo una prostituta cantonesa. Fue capturada por unos piratas y más tarde se casó con uno de ellos. Al enviudar se convirtió en líder de una flota de dos mil barcos. Se caracterizó por imponer a su tripulación unas normas muy estrictas cuyo incumplimiento implicaba duros castigos o la muerte. Desobedecer a un superior, saquear aldeas que les hubieran prestado ayuda, violar a mujeres prisioneras (aunque por lo general las mujeres eran liberadas) o robar del tesoro común eran crímenes capitales. No fue fácil mantener la lealtad de tantos piratas a sus órdenes y necesitaba ayuda para administrar tantos navíos y marineros; tuvo que valerse de un gran talento para la diplomacia, saber en quién depositar su confianza y en quien delegar, y así mantener la dirección de la llamada Flota roja.

Su imponente flota se dedicó al pillaje en la costa de China y el gobierno chino intentó en vano poner fin a los saqueos en numerosas batallas. El gobierno no fue el verdadero de enemigo de Ching Shih, lo fue otro pirata llamado O-Po-Tae. Sin embargo, al saber que el gobierno chino preparaba otra flota contra ella, se entregó y pidió perdón, cosa que le fue concedida. Finalmente, murió regentando un burdel en Cantón. Curiosa ironía, terminar en el mismo punto en el que empezó.

Ching Shih aparece en la literatura y en el cine, como en el cuento La viuda pirata de Jorge Luis Borges, o en la película Singing Behind Screens, de Ermanno Olmi. También la pudimos ver en la famosa Piratas del Caribe: en el fin del mundo, de Gore Verbinski.

3. Nakano Takeko (1847-1868, Japón)

Llegamos a Japón, al final del llamado Periodo Edo o Shugunato de Tokugawa y a la guerra Boshin. De este periodo hablé en profundidad en las reseñas de La cortesana y el samurái y La última concubina, ambas de Lesley Downer. En resumen, esta guerra llevó el cambio a Japón, el Shogun fue derrocado y con él desapareció la casta samurái; el país se abrió el mundo comercial y socialmente y tuvo que modernizarse a la fuerza. Pues bien, Takeko fue una de aquellas mujeres samuráis que se aferraron hasta el final al mundo que conocían, que lucharon junto a sus hermanos, padres y daimyos, por el honor de sus clanes y su país. Como ya comenté en el post de la semana en el apartado de Tomoe Gozen, se cree que cerca del 30% de los ejércitos de samuráis estaba formados por mujeres. En esta importante etapa de la Historia de Japón, si hay que destacar un nombre femenino, sin duda es el de Nakano Takeko.

Desde muy temprana edad, fue entrenada en el uso de la naginata, arma reservada especialmente a las mujeres, y, siendo muy joven, aventajó a su maestro. Luchó en Aizu, en el norte de Japón, junto a la última resistencia de imperiales del sur. Los sureños tenían armas modernas traídas de occidente, el norte deseaba luchar y morir con honor, como samuráis. Takako lideró un pequeño grupo de mujeres guerreras, no se les permitió unirse al ejército oficial y presentaron batalla al enemigo por su cuenta. Finalmente, murió al recibir un disparo. Su hermana la decapitó y guardó su cabeza para evitar que el enemigo la utilizara y se vanagloriara de haber vencido a la gran Nakano Takeko.

Si quieres saber más de ella, te recomiendo encarecidamente ver este fantástico documental.

4. Emperatriz Min (1851-1895, Corea)

Su nombre completo fue Myeongseong de Joseon y fue la última emperatriz de Corea. Fue conocida como Reina Min y “Myeongseong” (Estrella brillante) fue un título póstumo concedido por su esposo, el Emperador Gojong.

Fue una mujer amada por el pueblo, considerada una heroína que mantuvo a Corea al margen de las invasiones extranjeras, principalmente de Japón. Introdujo en el país mejoras como la electricidad, el ferrocarril y el teléfono. Estableció importantes acuerdos diplomáticos con Rusia y China, evitando así que el país cayera bajo el dominio nipón.

Japón veía en ella con enemigo a abatir, un aliciente para el pueblo y para el Emperador que la amaba. Acabando con ella, debilitarían Corea. No se sabe a ciencia cierta que ocurrió ni quiénes fueron los responsables de su muerte; pero hay indicios de que murió asesinada por agentes japoneses. Las protestas tras su muerte, tanto por parte del pueblo como de varios dirigentes extranjeros, forzaron al gobierno japonés a llevar a juicio a los supuestos asesinos. Aun hoy, no se sabe quién acabó con la vida de la Reina Min, tal vez, los dos acusados fueran chivos expiatorios para encubrir a los verdaderos culpables.

Fue enterrada en el templo nacional de Corea. De todas las mujeres que allí descansan, solo ella ostenta el título de Emperatriz, las demás son reinas consortes.

5. Sadayakko (1871-1946, Japón)

Conocida en occidente como Sada Yacco, esta mujer fue sin duda una de las más influyentes de su época, todo un icono del arte y, esto ya es una consideración mía, una embajadora del arte japonés en el resto del mundo. Nació en Japón en plena Restauración Meiji, justo después de la Guerra Boshin de la que hablamos en el apartado de Nakano Takeko. De niña fue vendida como geisha y pronto destacó por su peculiar belleza, su encanto y su talento. Atrajo a políticos importantes, como el primer ministro Ito Hirobumi.

Pero lo realmente interesante de su vida, fue su gran viaje. Tras casarse con un popular actor, la vida se complicó para ambos y decidieron probar suerte en occidente. Viajaron con su pequeña compañía a San Francisco, Seattle, Chicago, Boston, Nueva York, Londres y París (coincidió con la Gran Exposición Universal de 1900). En Japón las mujeres no eran actrices como lo eran en Estados Unidos o Europa, y al poco de poner pie en América, la compañía comprendió que debían aprovechar la belleza y el arte escénico de Sadayakko para triunfar. Así, la discreta geisha que siempre había estado a la sombra de su esposo, se convirtió en una celebridad exótica, admirada por el público y sus compañeros de profesión occidentales. En aquella época, empezaba a ponerse de moda la estética japonesa y los “japonismos”, y Yakko fue en parte responsable. La compañía adaptó obras japonesas al gusto occidental y, al no controlar del todo el idioma extranjero, los actores preferían hacer un uso mínimo de los diálogos. Yakko sorprendía con su expresividad y su dramatismo.

En la novela Madame Sadayakko, la geisha que conquistó occidente, de Lesley Downer, mi autora adoptada, se narra al detalle la vida de esta fascinante mujer que tendió, casi sin pretenderlo, puentes en dos culturas tan distanciadas. Puedes leer la reseña de este libro el siguiente enlace.

6. Jiang Qing (1914-1991, China)

Fue conocida popularmente como Madame Mao, la segunda esposa del dictador Mao Zedong. Siempre se mostró fiel a su ideales y luchó por lo que consideraba justo. Ya desde niña, se negó a que su familia le vendara los pies (los llamados “pies de loto”, práctica con que consistía en vendar los pies de las niñas para que se conservaran pequeños, a costa de un gran dolor y sufrimiento, dicha práctica fue prohibida, sin éxito, en 1912. Hoy en día ha sido erradicada).

Actriz, política, guerrillera… Plantó cara a la invasión japonesa, ayudó al Partido Comunista a emponderarse y caminó junto al que se convirtió en el hombre más poderoso de China, se casaron y tuvieron una hija. Fue cruel con sus adversarios políticos y contra aquellos que se atrevían a alzar la voz en contra de el comunismo de Mao.

Tras la muerte de Mao, ella y otros de sus compañeros, llamados “La banda de los cuatro”, fueron detenidos por intento de golpe de estado pues, al parecer, Jiang quería convertirse en líder del partido comunista.

Descubrí hace años la intensa vida de esta mujer a traves de una novela llamada Madame Mao, de Anchee Min, y te recomiendo su lectura. Es un libro fascinante y un tanto descorazonador, pero merece la pena.

7. Vo Thi Mo (1950, Vietnam)

En el post 7 Mujeres que te inspirarán (parte I), empezamos hablando de las hermanas Trung, de Vietnam. Y es en ese mismo país en el que terminamos esta entrada, durante la guerra que Vietnam mantuvo con Estados Unidos de 1955 a 1975. Seguro que hemos visto alguna película americana sobre esta guerra en la que, desde luego, se muestra el punto de vista de los estadounidenses. Con solo trece años, cansada de los bombardeos y sintiendo un gran odio por los estadounidenses, decidió que debía formar parte de la lucha.

El gobierno vietnamita pareció olvidarse de las hermanas Trung, las grandes heroínas que salvaron al país de la invasión china y, cuando llegaron nuevos atacantes extranjeros, rechazaron a las mujeres que solicitaban luchar. Finalmente, al no contar con suficientes efectivos, no quedó más remedio que reclutar mujeres. Fueron alistadas para formar guerrillas, las cuales garantizaron una inimaginable victoria. Muchas de estas mujeres hicieron las veces de “espías del amor” y se convirtieron en novias y amantes de líderes americanos; solo así podían acabar con las vidas de los más poderosos de sus enemigos y obtener información valiosa. Estas espías seductoras, lideradas por Vo Thi Mo, tuvieron que sufrir el desprecio de sus compatriotas que las veían junto a los americanos, pues los vietnamitas ignoraban los verdaderos objetivos de aquellas jóvenes.

Fue nombrada subcomandante del batallón C3 como reconocimiento por algunas de su misiones militares, como la destrucción de dos carros de combate enemigos o seguir luchando medio desnuda tras perder los pantalones.

Cuando la guerra acabó, el país estaba destrozado a pesar de haber vencido. Los soldados recibieron el reconocimiento del país y las mujeres tuvieron que regresar al hogar para cumplir sus funciones de esposas y madres.

 

Y hasta aquí estas siete poderosas y fascinantes mujeres, sin duda, sus vidas pueden inspirarte a la hora de crear personajes femeninos fuertes y valientes. Y como siempre, te dejo el Proyecto Kitsune de esta semana, si te ha gustado este post, comparte y suscríbete. Un saludo y hasta la próxima semana.

 

Era una misión peligrosa, si la descubrían, moriría. Había seducido aquel hombre, a un enemigo, y lo odiaba. Aquel general había destruido su aldea con fuego y espadas, y amenazaba con destrozar toda la nación y someter al legítimo rey. ¡No lo permitiría! Sin embargo, no podía negar que era un hombre amable, la trataba con gran consideración y estima, mucho mejor de lo que jamás lo habían hecho sus compatriotas.

Tenía órdenes claras, aquel día, antes del amanecer, debía abrirle la garganta mientras dormía. Después, tenía robar unos importantes documentos que él guardaba, huir del campamento y reunirse en el bosque con sus compañeros…

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