Esta semana volvemos a sumergirnos en el imperio de Pajan de la mano de Okko, El ciclo del Fuego, de Hub. Puedes leer las entregas anteriores: El ciclo del Agua, El ciclo del Fuego y El ciclo del Aire.

Para el que no lo sepa, Okko es una serie de cómics de cinco volúmenes al más puro estilo katana y brujería: samuráis, guerreros, ronin, monjes, brujos, monstruos, magia elemental, elementos del folclore japonés… Y todo un mundo que se va construyendo a medida que avanza la historia.

Podríamos leer cada tomo de manera independiente, aunque entre de uno a otro hay cierta continuidad, que aunque no sea imprescindible, puede estar bien tenerla en cuenta.

La nueva aventura de Okko

Nuestros protagonistas, liderados por el ronin Okko, se ven inmersos en una intrigante trama política, muy alejada de los brujos y los monstruos de anteriores entregas. Pese a todo, la magia sigue estando presente y, aunque no haya demonios o criaturas sobre naturales, tenemos unos cuantos ninjas y actores disfrazados que juegan un papel bastante fantasioso e irreal.

En este volumen conocemos algo más del entramado político de Pajan y de su Historia, pues son importantes para desarrollar la trama. Dos de los grandes clanes sellan un acuerdo matrimonial, las otras familias intentarán sabotear el enlace, pues no les conviene esa unión. Por supuesto, nos movemos en el terreno de la corte, lleno de falsedades, de estrictas normas de protocolo y algunas puñaladas por la espalda.

Nos encontramos a un Okko al que el cabello le comienza a clarear y al que se le presenta la gran ocasión de recuperar su estatus de samurái si forma parte de la guardia del clan anfitrión de la boda. La cosa se complica cuando en una isla volcánica cercana se produce un asesinato y cuando descubrimos que la novia prefiere morir a casarse. Los planes de Okko se ven truncados cuando los planes de los invitados por truncar el matrimonio se ven colmados. No quiero entrar en detalles por ahorrarte spoilers, así que no daré más detalles de la trama.

Personajes y ritmo

Quizá en este tomo, con pinceladas de romance, duros periodos de luto y venganza, sea donde más carga emocional podemos encontrar en esta serie, al menos por el momento. No porque los protagonistas así lo expresen, sino los personajes secundarios que los rodean. Como ocurrió con un personaje secundario en Okko, El ciclo de la Tierra,  donde una mujer busca desesperada a sus hermanos y la vemos frustrada y desesperada; ahora, vemos a otros personajes sufrir y amar. Sin embargo, los protagonistas siguen sin mostrarnos mucho acerca de los pasos que los han llevado a su situación.

Sí sabemos algo del pasado de Okko y de su deseo de establecerse en un lugar tranquilo; Noshin, el monje, parece un tanto más serio y quizá beba más que de costumbre; Tikku, el niño, se muestra un tanto triste; y Noburo, el gigante enmascarado, está como siempre. Esto quizá ha sido una percepción mía, pero da la impresión de que los personajes están un punto de desasosiego, quizá por ver cómo Okko se plantea un cambio en su vida, un cambio que, inevitablemente, los afectará a todos.

La tensión y la intriga se mantienen durante todo la historia, aunque al ser una trama más bien política y de corte, el ritmo no es tan frenético como en El ciclo del Agua, por ejemplo; pero sí tiene un buen tempo que atrapa al lector y las secuencias de lucha están maravillosamente trazadas.

Sin duda, te recomiendo este libro y todos los de la serie, pronto te traeré la reseña de Okko, El ciclo del Vacío, la última entrega de estas historias imprescindibles para los fans del género katana y brujería. Si te ha gustado, comenta, comparte y suscríbete. Gracias por leer y hasta la próxima semana.

 

 

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