Saludos a todos. Dado que el 2019 se acaba, tenía ganas de hacer una entrada especial. Además, Shirukuni vol. 2 La leyenda de los Tres Brujos acaba de salir en papel y puedes comprarla aquí mismo y hace unos días envié Shirukuni vol. 3 Sombras del Jigoku a los lectores beta, ¿cómo no celebrarlo? Así que creo que ha llegado el momento de desvelar el origen de esta saga: sé que en algún momento he comentado algo al respecto, como en este post, pero nunca he entrado en detalles.

Un dado de diez

Los roleros lo habrán entendido y es que como el título de este apartado indica, toda esta locura nació de una partida de rol, por eso siempre defenderé estos juegos como fuente de inspiración. He buscado archivos antiguos perdidos en mi ordenador y en Facebook para dar con en el año en el que se inició la campaña y me ha dado vértigo ver que fue en el 2012 (supongo que si el resto de jugadores lee esto, les pasará igual y se sentirán muy mayores). Sí, me pongo nostálgica al recordar aquellas tardes, el olor a las palomitas y las fichas rellenadas a lápiz (aún las conservo).

La partida surgió porque mi pareja y yo teníamos muchas ganas, él de hacer de máster y yo de llevar a un personaje jugador (PJ) que no fuera tan honorable y cándido como los que me solían tocar. Así que iniciamos una campaña de Leyenda de los Cinco Anillos y era una campaña de malos. Dicha campaña se llamaba Sombras del Jigoku, título del tercer volumen. Y, ¿sabes? acabo de encontrar un montón de imágenes bastante graciosas que hice, usé una aplicación de creación de personajes y subiré algunas a este post (lamento la pobre calidad).

Personajes que cobran vida

La partida comenzó con tres jugadores/personajes: Alba daba vida a Aneko, una ninja Goju, un tanto escurridiza y muy protectora con su hermana pequeña. Algo curioso de este PJ, además de que tenía mucha puntería lanzando piedras, es que la jugadora no podía venir a todas las sesiones, por lo que era frecuente que Aneko desapareciera e hiciera cosas ninja de las que el resto de jugadores no sabíamos nada. Ya habrás imaginado que Aneko es Yaeko, le cambié el nombre por lo mismo que se lo cambié a otros personajes, y es que aunque suene japonés, Aneko no es nombre real, al menos hasta donde yo sé. Lo que sí hice fue rendir homenaje a esos nombres antiguos, por eso tal vez recuerdes a una gata llamada Aneko (“neko” significa “gato”) con la que Kiyoshi se cruza.

El segundo jugador fue Gerard, él que quería llevar a un bruto, lo más tocho y bestia que se pudiera, así que creó a Yuudoku, que significa “venenoso”. Este joven samurai tiene ciertos problemas familiares y acaba convertido en yojimbo de Aneko y Hikari (¡como si ellas necesitaran un guardaespaldas!), ¿te suena? Sí, Yuudoku es Katsu (que significa “victoria”). De todos modos, aun con el cambio de nombre, hice un pequeño homenaje a Yuudoku en el primer volumen, pero no daré más detalles para no hacer spoiler. ¡Ah! Y tenía el pelo blanco.

Y bueno, habrás imaginado que ese tercer PJ era yo: Hikari. Una hermosa y peligrosa mahotsukai experta en fuego prometida con el hijo menor del clan más pobre del imperio. ¡Bah! Ella podía aspirar a más. Lo cierto es que fue muy divertido ser Hikari y confieso que mi habilidad más alta era Seducción.

Supongo que era fácil adivinar que Hikari es mi personaje, ya que es la que más aparece en el libro y lo cierto es que me resultó difícil llevarla a Shirukuni. La trama del primer volumen es bastante similar a la partida, pero desde ahí todo cambia y evoluciona de manera diferente y me costó ver qué rumbo debía tener, cuyo nombre, por cierto, significa “luz”.

Unas semanas después se unieron dos personajes nuevos, ¿lo has adivinado? Tetsumori y Hotaru, aunque tal vez los conozcas como Kiyoshi y Kenji. “Tetsumori” significa “bosque de hierro” y aparece en Nara, es el “Bosque enjaulado” y Hotaru es la madre de Kenji y su nombre significa “luciérnaga”.

Tetsumori era jugado por Robert (que era un experto) y Hotaru por Cesc (que era más novato). La experiencia de cada uno acabo viéndose reflejada en el libro: el primero lleva la iniciativa y el segundo es más tímido y callado, aunque acaba tomando sus propias decisiones. Y aquí están los dos, muy bonicos ellos.

Pero también hubo personajes no jugadores (PNJ creados por el máster) que dieron mucho juego y han sido muy especiales. Los primeros fueron los hermanos Shiuzu y Akomachi y, en la versión original, ella era la hechicera y él, arquero. Decidí cambiarlo para que no hubiera dos yamabushi acompañadas de un bushi grandote y así dar más variedad.

Y por supuesto los hermanos Takatora, Kenichi y Mineko. Lo cierto es que he intentado que en el libro fueran lo más parecidos posible a como los imaginé cuando jugábamos, aunque en el segundo volumen cada uno toma su camino.

Unos meses antes de que la campaña finalizara, otros dos jugadores se unieron: Moty y Kamui, que dieron vida a Tomoko y Kazuki (Suzuki en la partida). Costó un poco encajarlos en los libros y ver por donde iban a aparecer y, aunque salen poco, sus acciones resultan ser más importantes de lo que parece a simple vista.

Quizá eches de menos a un par de protagonistas: Hideaki y Mansai. Ellos no existían en la partida y en Rokugan ni siquiera hay Onmyoji. ¿De dónde salieron? Pues no es ningún secreto y es algo de lo que he hablado en algunas ocasiones. Están inspirados en dos personajes históricos que vivieron en el Periodo Heian: Abe no Seimei y Minamoto no Hiromasa (de hecho, si movemos las sílabas de Hiromasa, tendremos el nombre de Masahiro, el hermano de Hideaki). ¿Y por qué los llamé así? Mansai y Hideaki son los nombres de los actores que interpretan a Seimei y a Hiromasa en las películas Onmyoji y Onmyoji 2, cuyas reseñas puedes leer aquí y aquí.

De alguna manera, Mansai y Hideaki son el nexo entre Shirukuni, el mundo que he creado, y los personajes de la trama original. Son la luz frente a la oscuridad de aquellos personajes “malos”.

Y antes de que se me olvide y pasemos a otro asunto, también hice un muñequito del máster: Max. No lleva kimono, pero se parece mucho al real.

Creación de mundo

Tenía algunas tramas y a numerosos personajes, pero me faltaba un hilo conductor que se pudiera mantener y que de algún modo afectara a todos los personajes. Y, por supuesto, necesitaba un nuevo mundo con reglas propias. Así que, en lugar de inspirarme en Rokugan (por el que siento un gran cariño), recurrí a la misma fuente de inspiración: Japón. Recurrí a la mitología shintoista y a su folclore; no necesitaba un panteón nuevo teniendo a Amaterasu, Tsukuyomi o Izanami.

En este punto no me quiero extender mucho más, pero si te interesa el tema, te invito a leer mi artículo Creando mundo en diez pasos.

Antes y ahora

Han pasado muchos años desde que nacieron Hikari y el resto de personajes y de manera inevitable, todos hemos cambiado un poco. He intentado ser fiel a aquellos comienzos, algunos personajes han resultado ser más estáticos, como Kiyoshi, y otros han evolucionado, como Katsu.

Para mí es un orgullo, casi ocho años después, ver como sus aventuras y desventuras son leídas, que han cobrado vida en las páginas de un libro. Y por cierto, Netflix, HBO, Amazon… estoy abierta a sugerencias para llevar Shirukuni a la pantalla (si cuela…).

Os he enseñado aquellos muñequillos tan cuquis de los personajes, así que vuelvo a compartir con vosotros estás ilustraciones tan bonitas que ha hecho Rita Muñoz. También esos retratos han cambiado, han crecido.

En fin, que me pongo sensiblona. ¡Aprovecho para desearos a todos una feliz Navidad y un gran 2020!

 

 

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